Cómo afectan las emociones a la salud de tu hijo

Estefanía Esteban, Periodista
En este artículo
  1. El mapa de las emociones en la salud de los niños
  2. 5 consejos para  ayudar a los niños a controlar sus emociones

Ansiedad, tristeza, ira... ¿de verdad piensas que no van a afectar a tu salud? Aunque la ciencia se muestra incapaz de demostrarlo, lo cierto es que la mayoría de médicos comparten esta teoría: las emociones influyen de forma directa sobre la salud, tanto de adultos como de niños. 

¿Qué significa si no, ese pinchazo que sienten en el corazón las personas profundamente tristes? ¿O las intensas jaquecas en época de estrés? De hecho, existe un mapa de las emociones, un mapa que detalla qué parte de tu cuerpo se ve afectada por cada una de las emociones básicas. Para elaborar este mapa, se pidió la participación de cientos de personas. Estos son los resultados.

El mapa de las emociones en la salud de los niños

Las emociones y la salud de los niños

Los neurólogos pidieron a todas las personas que participaban en el estudio que señalaran la zona del cuerpo que reaccionaba ante determinadas emociones. Las personas que sentían una profunda tristeza, señalaron su pecho. Las que sentían ira, un dolor punzante en la zona del hígado. Con los resultados de este estudio, se llegó a esta conclusión: cada emoción (también en los niños) afecta ana parte del cuerpo. Si estas emociones no se controlan y se somatizan, pueden provocar psicopatologías. ¿Quieres saber cómo?

1. El miedo afecta a los riñones. El miedo es una de las emociones más ligadas a la infancia. El miedo muchas veces desemboca en una crisis de ansiedad. Estas emociones, miedo y ansiedad, repercuten directamente en los riñones. De ahí que muchos niños con ansiedad y miedos constantes tengan problemas de enuresis. En los mayores, la ansiedad puede provocar problemas crónicos en el riñón.

2. La ira debilita el hígado. Sentir enfado constantemente e incluso frustración o sentimientos de celos y venganza, repercute directamente en el hígado. Los problemas hepáticos a su vez inciden en cabeza y corazón, provocando jaquecas y problemas de visión. 

3. La tristeza daña los pulmones y corazón. Los niños más sensibles, que lloran constantemente y sienten tristeza, seguramente digan en algún momento que les duele el pecho. Y tal vez consigan señalarse el corazón. En realidad, la tristeza hace que se oprima la zona de pulmones y corazón, produciendo fatiga y cansancio. De hecho, en los adultos, las depresiones pueden provocar episodios de fatiga crónica. 

4. La preocupación y los problemas de estómago. ¿A tu hijo le duele el estómago y los médicos no son capaces de encontrar nada? Tal vez sea un niño que se preocupa en exceso por todo y siente un elevado nivel de autoexigencia, aunque tú no seas capaz de notarlo. El exceso de preocupación incide directamente sobre el estómago y el intestino. Muchos niños que sufren muchos episodios de diarreas continuados, es por culpa de esta emoción. Muchos de los casos de anorexia y bulimia en adolescentes, también se dan en niños tremendamente exigentes consigo mismo. 

5. El estrés y el cerebro y corazón. Los dos órganos más importantes del cuerpo se ven acorralados por el estrés, una emoción que reúne ansiedad, miedo, angustia, preocupación... Es indispensable controlar el estrés. Y sí, los niños también pueden sufrirlo. El estrés produce dolor de cabeza, fatiga...

5 consejos para  ayudar a los niños a controlar sus emociones

No todos los niños ni todas las personas son igual de viscerales. No todos viven con la misma intensidad las emociones. En el caso de niños muy sensibles, lo mejor es ayudarles desde pequeños a reconocer y a controlar sus emociones. ¿Cómo? 

1. Utiliza los cuentos para que pueda entender qué siente y para que pueda reconocer las emociones.

2. La música es un excelente canalizador de emociones.

3. Busca actividades que le ayuden a expresar sus emociones: la pintura, el deporte, la música. 

4. Ayúdale a tranquilizarse cuando sienta enfado, estrés o miedo. ¿Conoces el bote de la calma? Es un frasco con agua y purpurina que se utiliza en muchas sesiones de yoga con niños. 

5. Enséñale a meditar y a respirar para canalizar sus emociones. 

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