Tengo un hijo favorito, ¿qué hago?

Cómo evitar el favoritismo por uno de los hijos

Raquel Oberlander, Periodista y publicitaria
En este artículo
  1. Cómo evitar el favoritismo por uno de los hijos

A muchos padres les cuesta reconocerlo incluso hacia ellos mismos, pero es frecuente que los padres y madres sientan predilección o mayor afinidad por alguno de sus hijos. De hecho, popularmente se considera que las madres son más proclives a una relación más profunda con sus hijos varones, y los padres con las niñas.

Sin embargo, diversos profesionales opinan que es una cuestión de personalidad, más que de género. Los padres suelen sentirse aliados con el o los hijos que se parecen a sí mismos, que tienen intereses y comportamientos similares.

Cómo evitar el favoritismo por uno de los hijos

Tengo un hijo favorito, ¿es normal?

En su libro “The Sibling Effect: what the bonds among brothers and sisters reveal about us” (El efecto fraterno: lo que los vínculos entre hermanos dicen de nosotros), Jeffrey Kluger asegura que: “El 95% de los padres tiene un hijo preferido, y el otro 5% miente”. 

De todos modos, lo más importante es ser cuidadoso en cómo manejan dichos vínculos, ya que niños que se sienten replegados en una familia, pueden sufrir depresiones en la vida adulta, según afirma el gerontólogo Pillemer Karl.

Es importante que los padres cuiden fundamentalmente sus discursos, ya que los niños terminan creyendo lo que se dice de ellos. Si le dicen a un niño que es lento, malo, egoísta, poco inteligente, él creerá que lo es. Por otro lado, los padres debemos fomentar una sana relación entre hermanos, y evidentemente ello será imposible si los chicos sienten que hay favoritismo por uno. En otras ocasiones puede suceder lo contrario, y es que nosotros no sintamos favoritismo, pero alguno de los chicos sí crea que existe. Recordemos que “la realidad” no existe, existen diferentes percepciones sobre los hechos. 

Esto no significa que debamos tratar a todos los hijos por igual. Cada niño tiene diferentes necesidades y ser un buen padre o madre significa detectar y atender esas necesidades. Sin embargo hay consejos generales que pueden aplicarse por ejemplo: 

- No tratar al niño más pequeño como un bebé, porque hace que los hermanos mayores piensen que el más chico ocupa un lugar privilegiado en la familia. 

Remarcar las actitudes y comportamientos positivos de los hijos “no favoritos” para ayudarlos a reforzar su autoestima.

- Generar momentos a solas con cada uno de los hijos. Si bien las instancias en familia son fundamentales, los espacios individuales también son necesarios. Los hijos suelen valorar muchísimo los momentos en que pueden compartir solos con uno de sus padres.

- Si en algún momento nos enojamos y perdimos la paciencia y los criticamos en exceso, una vez que las aguas se hayan calmado, pedirles disculpas. Podemos indicar que un comportamiento no fue adecuado, pero reconocer que no lo planteamos de la mejor manera. 

- Demostrarles amor a todos mediante caricias y palabras positivas. Hacerlo aunque no nos surjan naturalmente e impliquen un esfuerzo educativo. Si nos acostumbramos, luego las palabras vendrán solas a nuestros labios. 

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