Cómo vive una mamá española en Europa del Este

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  1. Vivencias de una mamá española que vive en Bulgaria

Me gustaría contaros mi historia. Soy una mamá española que vive en Sofía, estoy casada con un búlgaro y tengo dos hijos de 1 y 5 años. Llegué a Bulgaria hace cinco años, cuando mi hija mayor tenía tres meses. ¿Queréis saber cómo es mi vida en este país de la Europa del Este?

Vivencias de una mamá española que vive en Bulgaria

Una mamá española en Sofia, Bulgaria

Bulgaria es un país humilde, los sueldos son bajos, pero al menos hay trabajo, y más estabilidad laboral que en España actualmente. Una de las grandes ventajas es que tenemos una ayuda a la maternidad que yo creo que vale más que el dinero: la baja maternal es de dos años, con posibilidad de coger un tercer año de excedencia. Nada de dejar a un bebé de cuatro meses en la guardería, que es lo que se ven obligadas a hacer las madres españolas. Aquí nadie ve raro que una madre cuide a sus propios hijos y que no vayan al colegio hasta los tres años. Sin embargo, es difícil conseguir plaza en una guardería pública para un bebé, porque hay muy pocas.

En cuanto a los horarios escolares son de locura, ya que los colegios fincionan con horario intensivo de mañana o de tarde, alternándose por semestres. Los niños pueden ir al colegio de 7 a 12, o de 1 a 6, por ejemplo, y esto supone un caos logístico para las familias, sobre todo si hay varios hijos con horarios diferentes. Hay madres que no pueden trabajar porque se pasan el día llevando y recogiendo niños del colegio, si no hay abuelos con los que poder contar.

Lo que sí me gusta mucho es que en Sofía hay muchos parques públicos; algunos de ellos abarcan quilómetros, de hecho son zonas boscosas en las que simplemente se han hecho caminos entre los árboles. También hay los clásicos parques con columpios y zonas de juegos. Aunque hay excepciones, normalmente se mantienen muy limpios, ya que hay patrullas de limpieza que pasan a menudo.

La sanidad pública data de la época comunista y esto implica que hay mucha burocracia y que las instalaciones son antiguas y mal mantenidas (paredes desconchadas, luces fundidas, sillas rotas). Eso sí, a los niños se les atiende rápido y bien, y normalmente se les cede el turno para que el médico les vea primero. Los adultos pagan una pequeña cuota simbólica (2 euros aprox.) para evitar las visitas innecesarias. La sanidad privada es un lujo al alcance de pocos.  

Una de las dificultades obvias de venir a vivir a Bulgaria es el idioma, pero los idiomas se pueden aprender. A mí me fue muy bien hacer varios cursos de búlgaro en la Universidad de Sofía, así la adaptación fue más rápida. En cuanto puedes chapurrear un poco de búlgaro se te abren muchas puertas y vives más relajada: puedes hacer la compra, entenderte con la gente, hacer amigos...

Estar expatriada no es fácil, y menos en Europa del Este, pero en general se puede vivir bien si se controlan los gastos y se busca el lado bueno de las cosas... ¡hay que ser positivos!

¡Ah! y si me queréis conocer un poco más, tengo un blog en el que hablo más a fondo de la maternidad en Bulgaria.

Mamá española en Bulgaria

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