La difícil relación de mi bebé con la arena de la playa

Cómo disfrutar de la playa con un bebé a quien no le gusta la arena

Vilma Medina, Periodista, MA
En este artículo
  1. La relación de mi bebé con la arena de la playa

Cuando mi hija tenía un poco más de un año de edad, le encantaba el mar. Cada vez que íbamos a una playa, ella no quería salir del agua. Le encantaba chapotear y jugar con el agua, moverse con su flotador,  pero su experiencia con la arena siempre fue, desde el primer día, una catástrofe.  Ni castillos ni juegos ni nada con la arena. Por un lado me pareció bien ya que siempre veía al lado a niños rebozados hasta las orejas de arena, otros que llevaban arena a la boca para probar... Así que me parecía estupendo que a mi hija no le gustara la arena.

La relación de mi bebé con la arena de la playa

La relación de los bebés con la arena de la playa

Sin embargo, lo peor vendría después, porque aunque mi hija no se sentaba directamente en la arena, se bañaba en el agua. Y ya sabes, las corrientes traen arena y esta acababa acumulándose en el culete de mi pequeña. Así que cuando yo tenía que cambiar su pañal ¡qué desesperación! Entre el calor, la arena y el pañal... ¡qué agotamiento! Con tanta arena por todos los lados, en lugar de limpiar a mi pequeña, parecía que yo estaba exfoliando su piel.

Para cambiar el pañal (bañador desechable) a mi bebé era un dolor de cabeza. La arena se colaba en los lugares más insospechados del cuerpo de mi niña, y ella se quejaba, lloraba, claro, molesta. Para poder cambiarla bien, mi marido llevaba siempre una botella de agua. Solo así yo podría limpiar bien sus genitales, sin el roce de la arena en su delicada piel. Luego, pasaba la toallita húmeda, la crema y punto, estaba lista para ponerle un pañal limpito.

Ir a la playa con el bebé no se parece en nada con ir a la playa solo con tu pareja o con amigos. Entre la arena, la comida, bebida, sombra, juguetes, baños, cambios de pañales, protector solar, etc., para que nos vamos a engañar, gastamos tanto tiempo que casi no conseguimos relajar. Siempre he pensado que para los bebés debería haber una playa más cómoda, con lugares específicos para cambiar los pañales, con más sombras, y por supuesto, menos arena. ¿Será el calor que me provoca estos pensamientos?

Y me preguntarás: ¿A tu hija sigue no gustando pisar y jugar con la arena? Pues no. Por los 3 o 4 años, fuimos a la playa con sus primitos. ¿Y sabes lo que pasó? Que a ella le dio igual la arena. Hacía todo lo que hacían sus primos. ¡Bienvenidos los castillos de arena, los cubos, rastrillos... y la arena! Una etapa que duró muuuchos años. Tanto, que casi preferíamos ir a la piscina en lugar de la playa. Pero vamos, que yo no me quejo, solo quiero decirte que ir a la playa con los bebés es muy bueno aunque, claro, requiere algunos cuidados y preparación.

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