Un deseo de madre. ¡Que mi bebé venga bien!

Un deseo: ¡que mi bebé venga bien!

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  1. El mayor deseo de las mamás: un bebé sano

Si hay algo que deseamos todas las madres cuando estamos embarazadas es que nuestro bebé venga bien y que nazca sano. Por eso, nada más dar a luz, las mamás solemos esperar ansiosas el primer llanto nuestro bebé que nos indica, en un primer momento, que su corazón funciona bien y que sus pulmones han tomado el aire necesario para iniciar el llanto.

Y es que el corazón es el órgano más importante del cuerpo. De su buen funcionamiento depende la vida y la calidad de vida del nuevo bebé que acaba de nacer. Actualmente, el 50 por ciento de las cardiopatías congénitas se diagnostican intraútero y el resto en las primeras horas después del nacimiento. Gracias a los nuevos avances técnicos, médicos y quirúrgicos, la esperanza de vida de los niños con cardiopatías congénitas ha pasado del 10 por ciento hace 30 años, al 85 por ciento hoy en día.

El mayor deseo de las mamás: un bebé sano

Recién nacido en brazos madre

Resulta emocionante conocer que ahora disponemos de nuevas soluciones clínicas para prolongar en el tiempo la esperanza de vida de muchos bebés y niños. Los avances en cirugía cardiovascular y la posibilidad de realizar transplantes de corazón a bebés, incluso antes de que cumplan seis meses, ha abierto una nueva plataforma de esperanza para las familias con hijos con cardiopatías.

Los niños intervenidos para corregir su defecto en el corazón pueden realizar una vida normal y llegar a la edad adulta, en la mayoría de los casos. La detección precoz de las cardiopatías congénitas es fundamental para lograr el éxito del tratamiento. Por este motivo, es muy importante no saltarse ninguno de los controles prenatales, que pueden detectar antes del nacimiento cualquier anomalía en el corazón del bebé, y acudir a las revisiones neonatales justo después del nacimiento.

El corazón de los bebés late mucho rápido que el nuestro. Mientras la frecuencia de un adulto es de 60 a 80 latidos por minuto (lpm), la de los bebés suele ser entre 120 y 160 lpm. Uno de los muchos milagros que realiza el cuerpo humano al nacer reside en la apertura de las arterias pulmonares para producirse el intercambio de gases en los pulmones. Ese es el principio del cambio automático que se produce en la circulación del bebé y, si tiene alguna anomalía cardíaca, podrá detectarse con el test de Apgar.

No obstante, hay que estar pendiente del comportamiento del bebé al pecho durante las primeras semanas de vida. Ya que si observamos que se fatiga en exceso al mamar, le notas alterado o suda demasiado, debes consultar con su pediatra.

Marisol Nuevo

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