Conjuntivitis en el recién nacido

Qué síntomas pueden indicar que el bebé tiene conjuntivitis y en qué casos debemos llevarlo al médico

Malena Hawkins, Pediatra
En este artículo
  1. Qué hacer si el recién nacido tiene conjuntivitis neonatal

Los ojos del bebé recién nacido son muy delicados. Nada más nacer la matrona o enfermera de pediatría les aplica una pomada con antibiótico, para prevenir infecciones oculares graves que pueden provocar incluso ceguera. Por eso los ojitos del bebé las primeras horas están tan brillantes y de color un poco amarillo. En general es pomada de clortetraciclina. Pero, ¿qué ocurre si el bebé tiene una secreción amarillenta en los ojos?

Qué hacer si el recién nacido tiene conjuntivitis neonatal

Conjuntivitis en bebés recién nacidos

Los ojos del bebé deben lavarse con agua templada, durante el baño o el aseo diario. De vez en cuando podemos utilizar toallitas oculares, especialmente indicadas para la higiene de esta parte del cuerpo.

Siempre que veamos secreciones, aunque sean claritas, blanquecinas, debemos limpiarlas con suero fisiológico y con una gasita estéril. No pasa nada si lo hacemos varias veces al día.

Si la secreción es amarillenta o verdosa debemos consultar con nuestro pediatra. El especialista indicará alguna pomada ocular con antibiótico para aplicarla en los ojitos del bebé. Es conveniente primero retirar toda secreción o restos de lágrima con el suero fisiológico y una gasa estéril.

Posteriormente aplicaremos la pomada ocular abriendo un poquito el párpado inferior y colocando una cantidad pequeña, como un granito de arroz en el interior del ojo. Al cerrar el ojo se repartirá la pomada. También podemos ponernos un poquito en la yema de nuestro dedo y aplicarlo en el borde de las pestañas, siempre con las manos muy limpias.

Si esta secreción es muy frecuente, o el bebé tiene lagrimeo constante, debemos consultar con el pediatra, que probablemente nos derivará a un oftalmólogo para valoración. Es probable que el bebé tenga una obstrucción del conducto lacrimal, algo muy frecuente en los primeros meses de vida, y que suele resolverse espontáneamente.

De todas formas podemos ayudar dando ligeros masajes con la yema de los dedos en el ángulo interno del ojo, tanto en el superior como en el inferior. Si aún así no se resuelve pasados unos meses, es probable que el oftalmólogo tenga que hacer una pequeña intervención para desobstruirlo con una sonda especial.

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