Por qué algunos niños duermen con los ojos abiertos

Lagoftalmos nocturno: ¿es malo que mi hijo duerma con los ojos entreabiertos durante la noche o la siesta?

Beatriz Martínez, Maestra y Periodista
En este artículo
  1. Niños que duermen con los ojos abiertos
  2. Consecuencias del lagoftalmos nocturno en los niños
  3. Qué hacer si el niño duerme con los ojos abiertos
  4. ¿A qué se deben los espasmos de un bebé al dormir?

Algunos padres se alertan cuando observan que su hijo aún estando dormido permanece con los ojos abiertos o entreabiertos. Aunque nos pueda parecer extraño, es una situación que se produce con frecuencia, no solo en los niños, sino que también puede ocurrir en los adultos. Pero ¿es malo que los niños duerman con los ojos abiertos? ¿Es un motivo de preocupación para los padres?

Este trastorno se denomina lagoftalmos nocturno. El término proviene del griego y significa ojo de liebre. Un animal que se caracteriza por dormir con los ojos abiertos para estar siempre alerta ante posibles enemigos. Sea como fuere, ¿por qué algunos niños duermen con los ojos abiertos?

Niños que duermen con los ojos abiertos

¿Tu hijo suele dormir con los ojos entreabiertos?

El lagoftalmos nocturno es un trastorno involuntario y ocurre cuando hay una imposibilidad de cerrar el ojo totalmente mientras estamos dormidos.

Durante el sueño pasamos por diferentes fases. Empezamos la noche (o la siesta) con una fase ligera, llegando con el paso de las horas al estado más profundo. Es precisamente en ese paso del sueño ligero al profundo en el que suele ocurrir el lagoftalmos nocturno.

El lagoftamos es un trastorno nocturno que no se puede prevenir. No tiene por qué aparecer siempre que dormimos y según los expertos no es algo hereditario. Puede ser que un factor externo impida el cierre completo del párpado durante el periodo de sueño, o bien puede ser un síntoma de una lesión en el nervio facial que impida al músculo del párpado cerrarse de forma adecuada.

Consecuencias del lagoftalmos nocturno en los niños

Los niños que mantienen los ojos abiertos (o parcialmente entreabiertos) durante el sueño pueden presentar lesiones como ojos enrojecidos, dolor ocular, visión borrosa e, incluso, sensación de escozor o arenilla en los ojos.

Esto se debe a que, al permanecer abierto, el ojo no está lo suficientemente lubricado y limpio como debiera. Esto hace que esté más expuesto a daños de agentes infecciosos externos.

Qué hacer si el niño duerme con los ojos abiertos

Si los niños duermen con los ojos abiertos

Si nuestro hijo no presenta ningún otro síntoma salvo el hecho de dormir con los ojos entreabiertos, puede considerarse algo normal y no tiene por qué preocuparnos.

En algunos casos, los médicos recomiendan lubricar el ojo con lágrimas artificiales o geles para evitar los posibles daños oculares. Al estar el ojo expuesto al aire se evaporan las lágrimas y puede verse afectado por infecciones.

Si las consecuencias del lagoftalmos son más graves, los médicos podrían optar por la intervención quirúrgica para solventar el problema y permitir que los párpados se puedan cerrar con facilidad durante el sueño.

Ante cualquier duda debemos consultar con nuestro pediatra o especialista para que sea él quien valore el tratamiento a seguir con nuestro niño o niña.

¿A qué se deben los espasmos de un bebé al dormir?

Niños que duermen con los ojos abiertos

Los ojos abiertos no son la única peculiaridad que presentan algunos niños cuando duermen. Otra cosa muy común son los espasmos o mioclonias del sueño infantil, una especie de mueca o movimiento repentino e involuntario que hace que el pequeño se estire o se encoja cuando más profundamente dormido parece estar. Suele ser propio de los bebés recién nacidos, aunque también puede darse en niños de más edad o incluso en personas adultas, ¿a qué se debe este hecho tan curioso?

El bebé, cuando está dormido, estira o encoge su cara, brazos o piernas de forma esporádica y asimétrica describiendo unas convulsiones o contracciones musculares. Pero, tranquila, a pesar del nombre tan llamativo que tiene, no es perjudicial en absoluto para el niño.

Se cree que las mioclonias tienen un origen genético. Se trata de un acto del sistema nervioso central que irá disminuyendo o desapareciendo del todo según el niño vaya cumpliendo años.

Este tipo de contracciones suelen confundirse con las mioclonias del lactante. La diferencia radica en que estas pueden aparecer a partir de los 3 meses y durar hasta, más o menos, los dos años. Las mioclonias del lactante solo se ven en las extremidades superiores y pueden aparecer incluso cuando el bebé está despierto.

¿Cómo ayudar a tu hijo a conciliar mejor el sueño?

Ayudar a los niños a dormir mejor

Los hábitos de sueño, así como las horas que necesitan de descanso, irán cambiando según los niños vayan creciendo. Movimientos repentinos como estos de los que acabamos de hablar, con el tiempo, desaparecerán, como también lo harán los despertares nocturnos cada pocas horas.

Entre tanto, y para favorecer el buen sueño de los bebés, debemos preparar un ambiente libre de ruidos, un espacio seguro con un colchón firme en el que no haya almohadas, juguetes ni otro tipo de objetos que puedan ser perjudiciales para su salud.

El cuarto del bebé debe tener una temperatura adecuada y ha de ser un espacio sin humos. Por otro lado, si practicamos el colecho, debemos ser responsables y tomar las medidas de seguridad indicadas para evitar que el bebé pueda caerse de la cama o podamos tener algún tipo de problema.

Procura que tu hijo o hija duerma todas las horas que necesita y que no se salte ninguna siesta; la de media mañana si aún la necesita y la de después de comer. Lograrás que esté de mejor humor y que por la noche concilie mejor el sueño.

Si aun así no logramos quedarnos tranquilos, puesto que vemos que nuestro hijo duerme con los ojos abiertos muy a menudo o realiza los movimientos incontrolados a diario, lo que podemos hacer es pedir cita con el pediatra para tomar nota de su consejo. También resulta de gran ayuda grabar al bebé varias noches en distintos momentos para crear una especie de diario en el que vayamos registrando cuándo presenta este tipo de conducta y cuántos minutos o segundos suele durar.

Aunque se trate de conductas que no supongan riesgo alguno para el bebé, a nosotros como padres y madres nos hará estar más tranquilos y seguros si hacemos algo al respecto. Incluso dejaremos de observarle a cada rato por las noches para comprobar que, en efecto, nuestro niño se encuentra sano.

La siguiente recomendación que vale para esto y para los despertares nocturnos, que tan cansados nos hacen sentir por el día, es tener paciencia. ¡Es la clave! Con el paso de los meses el bebé dormirá más horas seguidas y lo hará de un modo más tranquilo y sosegado, sin movimientos espontáneos, ojos abiertos, ruidos o sueños en voz alta. Incluso demandará menos la presencia de mamá o papá.

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