El sarcasmo, un arma peligrosa con los niños

Por qué no debes emplear el sarcasmo con tus hijos

Patricia Fernández, Periodista
En este artículo
  1. Por qué debes evitar ser sarcástico con tus hijos

Quizás pensemos que el sarcasmo es una buena manera de decir las cosas a nuestros hijos; aparentemente aporta humor y nuestra cara no refleja esa ira incontrolable que sentimos en algunos momentos, así que pensamos: “Mucho mejor que un grito o una mala cara ¿no?”

Sin embargo, nada más alejado de la realidad. El sarcasmo es un arma peligrosa que tiene doble filo, y que, seguramente, hemos aprendido de nuestros padres, por eso nos parece tan natural, e incluso, divertido. Aquí te dejamos varias razones por las que no deberías usar el sarcasmo con tus hijos.

Por qué debes evitar ser sarcástico con tus hijos

Evita el sarcasmo con tus hijos

1- Hiere sus sentimientos: Cuando utilizas el sarcasmo el mensaje real que transmites es negativo, y según la frase que utilices puedes herir sus sentimientos. Se ve muy bien en la famosa frase: “¿eres tonto o qué?”, cuando lo que quieres decir es: “espero que me entiendas”. 

2- Te aleja de tus hijos: La ironía enmascara tus verdaderos sentimientos, realmente estás enseñando al niño a mentir con humor; a no expresar con tu cuerpo y gestos lo que realmente quieres decir, lo que el niño no entenderá adecuadamente y, por lo tanto, no sentirá ningún tipo de empatía contigo, ni de apego.

3- Es una falta de respeto: La forma de decir las cosas importa mucho. El sarcasmo suele llevar implícito una falta de respeto incluso para decir cosas que con un mensaje positivo; Por ejemplo cuando le dices a tu hijo: “Qué feo estás” cuando quieres decir: “estás guapísimo”. Tu hijo aprenderá a usar este sarcasmo contigo y con los demás, y pronto comprobarás que esa falta de respeto se vuelve contra ti mismo, además de complicar la comunicación con los demás.

4- Genera inseguridad: Tu cara y tus gestos no reflejan lo que quieres decir realmente. El niño, especialmente si es muy pequeño, puede que no entienda tu mensaje y lo malinterprete. Seguramente se sentirá confundido y no sabrá si es una broma o realmente está haciendo algo mal. Usa las frases en tono positivo y sobre todo sincero; en vez de: “¿Crees que soy tu esclavo?”, es mejor decir: “Puedes hacerlo tú mismo”.

5- Destruye la empatía: La empatía es una de las habilidades más importantes que tu hijo debe aprender a lo largo de su vida. Ponerse en la situación del otro es vital para poder resolver conflictos eficazmente y de una forma positiva para ambas partes; al usarse el sarcasmo el otro no puede percibir los verdaderos sentimientos del que habla y, por lo tanto, no puede ponerse en su situación. El sarcasmo no es un sentimiento sincero, la empatía sí.

6- Te sitúas por encima de él: Cuando nos comunicamos a través del sarcasmo, estamos poniéndonos por encima de la persona a la que hablamos, que normalmente se queda descolocada ante nuestra frase o actitud, y no suele encontrar la respuesta adecuada para combatirlo. No es un buen lugar para empezar un diálogo, especialmente si queremos que nuestros hijos aprendan algo.

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