Por qué unos niños engordan más que otros

Factores que influyen en el peso de los niños

Carlos Casabona, Pediatra
En este artículo
  1. Causas de que unos niños engorden más que otros
  2. Factores que influyen en el gasto de energía de los niños

'Mi hijo come la mitad que el de la vecina y sin embargo tiene tendencia a engordar'. Esta frase u otra similar se oye mucho en la consulta del pediatra. Lo cierto es que es un auténtico reto proporcionar una explicación con base científica y coherente que evite analíticas costosas y dolorosas, o que ayude a resolver situaciones conflictivas dentro de una misma familia. Por ejemplo, cuando uno de los hermanos tiene sobrepeso y el otro conserva un peso normal para su talla y edad a pesar de ingerir más cantidad de comida, o, lo que es más desconcertante, a pesar de comer 'peor', esto es, comiendo más patatas fritas y más bollería que el hermano... ¿Por qué sucede esto?

Causas de que unos niños engorden más que otros

Niño gordo y niño flaco

1. El niño 'picotea más'. En algunas ocasiones, la apreciación de la cantidad y calidad de la comida que ingieren uno y otro, es errónea.  No es verdad que el niño con sobrepeso ingiera menos o lo mismo que otro de la misma edad y altura. Puede que la familia no cuente bien esos 'extras' que a menudo se incluyen.

2. El niño 'come a escondidas'. E incluso, puede suceder que el niño ingiera a escondidas y entre horas (es bastante frecuente visitar el armario de las galletas antes de ir a dormir o a la hora de la merienda) snacks o comida no saludable con alta densidad energética.

3. Cuestiones genéticas. En otras ocasiones, y esto es más frecuente, sí que es muy evidente la constatación de que hay niños ( y también adultos) que ingiriendo la misma cantidad y calidad de comida que otros que permanecen sin sobrepeso durante años, tienen más facilidad para conservar energía en forma de grasa. La genética ha estudiado (y lo sigue haciendo) este tipo de situaciones y conocemos mejor cada día, los genes que han perdurado durante siglos de evolución para favorecer el acúmulo de energía en forma de tejido graso ya que lo habitual en nuestra larga y milenaria historia como seres humanos era gastar bastante energía para  buscar alimento y  poder sobrevivir pues no había supermercados ni huertos plagados de apetecibles verduras y árboles frutales. 

4. La sociedad actual. De todas las maneras, aunque tu hijo tenga los llamados genes ahorradores, la interacción con nuestra actual sociedad, será la responsable en un 95-97 % de los casos del exceso de peso.  Ya es clásica la frase: los genes cargan la  pistola, pero el medio ambiente y nuestro sistema de vida  aprieta el gatillo. 

Factores que influyen en el gasto de energía de los niños

Por todos estos motivos, debemos conocer bien cómo funciona el metabolismo de nuestros niños,  y sean o no 'ahorradores' de energía, es muy aconsejable que se adecúe la cantidad (y calidad) de calorías ingeridas con su genética y con sus niveles de actividad, ya que la actividad física es el componente más variable dentro del gasto energético total (1).

Las variaciones en el Gasto Energético en Reposo (la energía que un niño gasta en reposo)  tienen relación con:

- El peso

- La masa corporal magra (músculos, huesos y órganos)

- El sexo (los niños gastan más que las niñas)

- La edad (en la adolescencia hay necesidades aumentadas)

- Factores genéticos (individuales pero también 'importa' el peso de los familiares)

- La raza, y múltiples factores medioambientales (por ejemplo: la temperatura fría exterior nos obliga a gastar más para conservar nuestra temperatura interior estable).

- Por último, también influye el sistema nervioso (predominio simpático o parasimpático) y nuestra situación previa nutricional y clínica. 

Realmente, pues, no hay ningún problema si un niño ha salido ahorrador (con tendencia a engordar). Muy al contrario, piensa que es el resultado de una genética a prueba de hambrunas, glaciaciones y períodos larguísimos de sequías... Eso sí, esos niños deberán comer alimentos saludables y menos calóricos. Y no sirve decir que aunque coma mal ya lo quemará con ejercicio: ¡no compensa comer mal, NUNCA!

(1) Human Energy Requirements. Report of a Joint FAO/ WHO/UNO Expert Consultation. Rome 17-24 October 2001.

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