Duerme como un bebé

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  1. Las fases del sueño del bebé

Un 30 por ciento de los niños sufre alteraciones del sueño, según la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). El diagnóstico precoz es el principal objetivo los pediatras de Atención Primaria actualmente, porque un tratamiento a tiempo de los principales trastornos del sueño puede evitar un retraso en el desarrollo físico y mental del niño, así como el fracaso escolar.

En el recién nacido, la alimentación marca las horas de sueño y en ocasiones somos los padres quienes alteramos la forma natural de dormir del bebé. Y es que es importante entender cómo es el sueño del recién nacido para darnos cuenta que, interrumpirlo para darle de comer, puede variar su evolución natural.

Las fases del sueño del bebé

Duerme como un bebé

El recién nacido sigue un patrón de sueño similiar al que realizaba en el útero materno. Al quedarse dormido inicia lo que se conoce como sueño activo. En esta fase, muchos padres se asustan cuando el bebé mueve los ojos con los párpados cerrados, hace muecas con la boca, respira irregularmente y hace pequeños movimientos con las extremidades. Algunos padres, al ver al bebé hacer esto, tienden a despertale pensando que está incómodo o teniendo una pesadilla. Pero aunque parezca que el niño está inquieto, su sueño no debe interrumpirse.

Esta fase de sueño activo, que dura una media hora, da paso a una fase de sueño profundo o tranquilo, en la que el bebé está completamente relajado, respira suave y profundamente y no se mueve. La duración de esta fase es similar a la anterior. Ambas fases se van alternando hasta que pasadas 3 o 4 horas se despierta para pedir alimento. Los recién nacidos duermen la mayor parte del día, unas 16 o 17 horas y conviene respetar su ritmo de sueño sin despertale para darle de mamar o el biberón a no ser que hayan pasado más de 5 horas sin que el bebé lo reclame.

Durante su alimentación conviene que el bebé esté despierto y que no se quede dormido al pecho o mientras le das el biberón. Para conseguirlo, tócale su mejilla, acaríciale la cabeza, masajea sus pies, háblale, cántale una canción o cuéntale un cuento. Cuando termine de comer, incorpórale para que expulse los gases durante 10 minutos. Tras cambiarle el pañal puedes colocarle de nuevo en la cuna despierto para que él mismo concilie el sueño.

Esta rutina ayudará a tu bebé a aprender a dormir de forma natural, ya que las alteraciones del sueño pueden afectar al desarrollo físico e intelectual del niño. Incluso pueden ser la causa de un retraso escolar, constituyendo el principal motivo de que el niño no rinda en el colegio. Los pediatras recomiendan que el sueño nocturno de los niños debe comprende de 8 a 9 horas de descanso.

Marisol Nuevo. Redactora de Guiainfantil.com

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