El babeo en niños con discapacidad

Vanessa Fuentes, Psicóloga
En este artículo
  1. Las babas en niños con parálisis cerebral

Cuando somos pequeños no nos damos cuenta de la repercusión que puede tener un simple babeo. Una secreción que en los primeros meses de vida puede ser incontrolada, lo cual suele hacer hasta gracia. ¿Quién no ha limpiado la babita a un bebé mientras duerme o juega entusiasmado?

Esta acción involuntaria del organismo, derivada muchas veces por el placer del momento, suele pasar en niños con un desarrollo normal, pero puede persistir en niños con una lesión cerebral como puede ser la parálisis cerebral.

Las babas en niños con parálisis cerebral

El babeo en niños discapacitados

Este babeo que se da en algunos casos de parálisis cerebral, es producido por un control inadecuado de los músculos de la garganta, la boca y lengua. Lo que puede producir principalmente dos problemas: por una parte, irritación de la piel, lo que conlleva cierto cuidado aplicando crema hidratante, cambiando de muda cuando ésta esté mojada, etc… Pero al mismo tiempo, también puede implicar ciertos problemas de índole social, que puede conducir al aislamiento en algunos niños.

En ocasiones, ante el deseo de la familia y los profesores que las babas se reduzcan, adoptamos actitudes de reprimenta hacia ellos. Si éstas son haciendo patente un malestar o incomodidad ante su babeo, diciéndole por ejemplo que si babea no tendrá amigos o no estará guapo, etc… Lo único que conseguimos con eso es bajar su autoestima y que se sienta avergonzado.

El babeo en estos casos, se convierte en un déficit más de la lesión cerebral. Por lo que para mejorar ese control de la saliva, se requiere una rehabilitación logopédica con unos hábitos de corrección. Pero lo más importante es tener presente que el niño no es responsable de este babeo.

Cuando era pequeña e iba un colegio especial, donde a los niños con este problema de babeo, nos decían que si no controlábamos la baba, no podríamos ir a comer a la mesa de los que no babeaban. Lo cual pretendía ser un refuerzo para modificar esa conducta, pero en realidad se convertía en algo contradictorio para nosotros. Puesto que, en ocasiones, podía generar frustración ante el querer y no poder controlar el babeo, impotencia e inferioridad ante los otros compañeros.

Por ese motivo, pienso que se debería actuar de una forma normalizadora ante el babeo de los niños con alguna discapacidad, facilitando oportunidades rehabilitadoras o pedagógicas a través de actividades y del juego. Fomentando el ejercicio de tragar mediante el juego de crear un cuento en cadena, donde pautar que en cada frase tienen que parar y tragar saliva. También jugando al veo veo o cualquier otra actividad con esta misma pauta.

Con ello  estamos fomentando una conducta correctora ante el babeo como es la acción de tragar, de una forma motivadora e integradora para el niño y evitando frustraciones en el niño.

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