El teléfono móvil no es un juguete

El teléfono móvil no es un juguete

Estefanía Esteban, Periodista
En este artículo
  1. Por qué los padres les dejan usar el móvil a sus hijos

El móvil está de moda entre los niños de tan solo 10 años de edad. En los colegios y entre sus amigos, es el juguete más demandado. Para ellos, el móvil es el mejor regalo de cumpleaños, de Primera Comunión, y el más esperado premio de final de curso. Pero el uso desmedido del móvil por los niños también tiene efectos negativos. Algunos niños tienen que recibir tratamiento psicológico por su adicción al móvil

Por qué los padres les dejan usar el móvil a sus hijos

Niños con móvil

Lo primero que defienden los padres que deciden dan móviles a sus hijos es que se sienten más seguros cuando salen a la calle y que les tienen más controlados y vigilados. Sin embargo, según un estudio presentado en un congreso de psicología infantil que se realizó en Miami, EUA, estos padres no tienen consciencia del peligro que representa para sus hijos hablar con un móvil mientras cruzan una calle o caminan por una zona de tráfico. Los niños pierden la atención en el tráfico y pueden ser víctimas de accidentes. A los 10 años, ellos todavía no tienen un desarrollo suficiente para concentrarse en la calle, se distraen fácilmente y se exponen a situaciones de alto riesgo. El estudio no plantea la prohibición del uso de móviles por los niños. Reconoce que en casos específicos de necesidad, como es el de una enfermedad, el móvil es un medio de control importante.

La directora del centro donde estudian los niños que se han enganchado a los móviles, revela que la adicción de esos niños por el móvil fue diagnostica cuando se comprobó que si se les quitaba el aparato, ambos tenían serios problemas para llevar una vida normalizada. Su dependencia había llegado a tal extremo que sin el teléfono los niños con conseguían realizar las tareas que se les solicitaba. Ambos disponían de teléfono para uso propio y sin ningún control por parte de sus padres. El que llevaba el aparato con tarjeta hacía lo que podía para obtener dinero con el que recargar el teléfono. Estaban pendientes de los móviles unas cinco o seis horas diarias.

Estamos en una sociedad en que los niños se aburren, se confunden, y buscan alternativas más rápidas e inmediatas para divertirse como la televisión, la play-station, la Wii, las consolas, y ahora el teléfono que, insisto, no es un juguete. Los intereses, los deseos, las ilusiones de los niños han cambiado. Y la forma de educar de algunos padres también. El teléfono móvil no es un juguete, ni un juego. Es simplemente un aparato de comunicación y como tal un instrumento de necesidad. 

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