Superdotados: ¿Un premio o una condena?

Superdotados: ¿Un premio o una condena?

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No es la primera vez que recibo un email de una madre preocupada por la educación de su hijo superdotado. Tener un hijo con un coeficiente intelectual superior a la media, según lo que me cuentan, es más un problema que un premio al niño y a sus padres.

Esta madre me cuenta que tiene un hijo de 5 años que lee de corrido desde los 3, suma y resta de dos cifras, sigue perfectamente los dictados, investiga sobre varios temas, y que se supera en todo, diariamente. No tiene problemas de adaptación, sabe las horas del reloj y muchas cosas más. El niño fue visto y evaluado por psicólogos y pedagogos que confirmaron su alto coeficiente mental, pero que no se lo puede adelantar de curso en el colegio. Los padres decidieron cambiarlo a un colegio privado por su contenido superior, pero de nada adelantó. Ellos ven que el niño retrocede día a día, buscan ayuda médica, educacional, por todos lados, y las opiniones siguen siendo desencontradas. ¿Qué más pueden hacer?

Niños superdotados

La madre se desahoga: "No se puede tratar el tema como un problema para el docente, así lo ven. El aprender es algo positivo y no puede ser que mi hijo tenga que tomar un año sabático. Su mente desarrollada tiene que seguir siendo estimulada. Deberían darle contenidos diferentes. Yo no puedo decir a mi hijo que lo que él sabe hoy sólo se lo darán en el colegio cuando él tenga 12 años de edad. ¿Desde cuando aprender es una tortura? Como todos los padres, quiero lo mejor para mi hijo". Según los datos del Ministerio de Educación en España, unos 300 mil escolares tienen una capacidad mental superior a la media. Sin embargo, sólo el 0,6 por ciento de los niños sabe que son superdotados mientras el resto siguen sin diagnosticar.

De estos, muchos se enfrentan a diario a clases en las que no se les aporta nada, lo que lleva al 70 por ciento de ellos a sufrir problemas de rendimiento. El colegio, para ellos, es una tortura diaria. Se aíslan y se convierten en el peor enemigo del profesor. En razón de eso, acaban abandonando los estudios y encima lo hacen con un sentimiento de inferioridad. Me pregunto que si un niño es superdotado, es decir, posee una capacidad intelectual alta, por qué lo frenan en lugar de empujarlo. Si los niños pueden aprender de una forma más rápida por qué no darles ánimos, alternativas y herramientas adecuadas para que no se sientan frustrados, y sí apoyados. ¿Qué hace falta para que la realidad de un niño superdotado tenga un sentido?

Vilma Medina. Editora de GuiaInfantil.com

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